sábado, 30 de noviembre de 2013

Objetos Mágicos: La Engañosa


La lengua de una serpiente
cuenta dos verdades
Las espadas mágicas se encuentran entre los objetos más raros y preciados de Elyss. Ya antes había mencionado la espada roma de Ottar, en esta entrada voy a presentar otra espada llamada la Engañosa

Para muchos la engañosa es un mito, el nombre que se la ha dado a una espada que tuvo la infamia de estar presente durante eventos importantes en la historia de Elyss, no es una espada única y hay incluso quienes dicen que es una figura usada para describir un percance durante un duelo, uno que le cuesta la vida al portador de la espada o por el contrario un golpe afortunado que logra burlar a un defensor preparado. Para otros, por el contrario la engañosa es real. Era la espada de Moonki Laharkaul, fue la hoja que dio muerte al rey Obarein y marco el fin de de la casa elfica del Lago y con esto el ascenso de los reinos humanos sobre Elyss. 

Los que aseguran su existencia la describen como una espada ancha con una empuñadura envuelta por una serpiente, cuya cabeza reposa sobre un pomo en forma de calavera. La hoja de la espada esta grabada con una serie de runas que resplandecen al desenfundar el arma. 

Si el narrador decide introducir este objeto en el juego, la espada tiene las siguientes características: 

La Engañosa (Espada Ancha)
Habilidades especiales: Engaño: Cada vez que el personaje logra un ataque exitoso, el narrador lanza a escondidas un 1D y anota el resultado sin revelarlo al jugador. En la tercera ronda, el jugador puede escoger tomar el total de los lanzamientos acumulados para recuperar puntos de vida o para infligir automáticamente esta cantidad de daño al oponente.
Si el narrador dispone de "sombras" y decide usarlas para afectar un lanzamiento de ataque con esta espada, el personaje recibe la cantidad acumulada en daño en la ronda que sigue al lanzamiento. 




domingo, 17 de noviembre de 2013

Bestiario: Froghul

La ultima sesión tuve la oportunidad de introducir una desagradable criatura llamada Froghul (Si ya se, no es el nombre más original, pero tampoco hay que darse cabezazos con eso). Se trata de monstruos que según  habitan en los pantanos de Elyss. Estas criaturas tiene la forma de monstruosos sapos de apariencia vagamente humana. Algunos monjes señalan que los froghuls se originan de personas que murieron y no tuvieron un ritual de entierro; sino que fueron arrojados a los pantanos de manera infame debido a sus acciones. Estas criaturas habían cometido actos tan horrorosos que ni siquiera las alimañas del pantano se atrevieron a tocarlas. Así fue como sus almas  comenzaron a devorarse a si mismas y pronto emergieron del pantano para devorar a los otros. Aprovecho esta entrada para presentar una ilustración de un Froghul y de paso mostrarles como seria una tabla de estadísticas para el bestiario de Elyss.



Froghul Nivel 1Ataque: 3D+1Daño: 2D+1 (Zarpas) 
Resistencia: 10 Poder: 13 Percepción: 11 
Habilidades especiales 
Burbuja anímica: Los froghuls pueden inflar una burbuja con los remanentes de las almas que han devorado. Si atacan al froghul existen una posibilidad de 3 en 6 de que el golpe reviente la burbuja. Si esto ocurre los remanentes anímicos se liberan en un grito capas de ensordecer y aturdir temporalmente a aquellos que se encuentren a menos de 3 metros del froghul durante 1D en rondas. La dificultad para recuperarse de este efecto es 13. Aquellos que afectados por la burbuja reciben 1 punto de locura temporal. Caminar por las paredes: Los froghuls pueden caminar por las paredes como si caminaran por el sueloDefensa 11 Vida: 15 Armadura: 1D

La idea de la tabla es sintetizar las habilidades de los monstruos de tal manera que sean más simples y rápidas de leer que las estadísticas de un personaje jugador. Sus características son sólo tres: Resistencia, Poder, y Percepción. Tendrían un dado de acción y  lanzan sus dados de daño para resistir efectos y los de ataque para realizar otras acciones.


domingo, 3 de noviembre de 2013

El ojo dorado

En tiempos antiguos, cuando los días aún no eran días, existieron cinco reyes y sus tronos de piedra. Estos reyes no tenían forma, sino que se movían arrastrándose sobre sus cabezas como los gusanos. Al moverse grababan la superficie de piedra oscura de los tronos. Ellos dibujaron el primer rostro sobre Elyss. Lo tallaron y le pusieron unos ojos de rubí que al abrirse susurraron “soy el trono y el poder detrás del trono”.

Aunque todos eran hermanos, madres y padres al mismo tiempo, se odiaban y buscaban devorarse el uno al otro. Al final sólo quedó uno y era tan pesado que se hundió en la tierra y nunca más se supo de él. Algunos dicen que esta criatura aún duerme bajo las arenas del desierto.

Los tronos permanecieron olvidados hasta que llegó un noble llamado Gregory Kleynia. Este noble tenía un hermano llamado Egrimor que le acompañaba a todos lados. Juntos descubrieron el trono oscuro y decidieron construir un castillo alrededor de éste. La fortaleza se llamó Karabrogos y aún hoy se alza sobre la región conocida como el  valle de Kleynia, sólo que ya no es un castillo sino una prisión.

Un día Gregory Kleynia se despertó y respiraba con dificultad, pues su sueño había sido agitado como el de un moribundo. Siendo tan sólo un niño Gregory perdió su juventud y se mantenía en pie gracias a los dieciocho encantamientos que su padre le había dado. A su lado Egrimor lo miraba con preocupación. Ya vendrá el tiempo en que mueras hermano y ningún hechizo te salvara. Tonterías los encantamientos de nuestro padre no pueden romperse.  Pero en la boca de Gregory, que luchaba por recuperar el aire, sólo había una saliva seca que sabía a zozobra ¿Por qué su hermano veía padecimiento donde no la había? Al cabo de un año la bendición de nuestro padre te habrá abandonado. ¿Y cómo lo sabes? La noche me lo susurró. Tu caminas en los sueños desde niño, quizá tu preocupación te ha hecho ver el fin, donde aún con dificultad respira la luz de la vida. Se lo que te digo y se alejó con pasos taciturnos.

Gregory Kleynia  se encerró en su biblioteca donde trabajó día y noche, buscando entre pergaminos mohosos y viejos tomos, entre garabatos en las paredes y cartas astrales, el hechizo que pondría fin a la enfermedad que se habría paso en los ojos de su hermano. Pues él sabía que era imposible lo que sus palabras anunciaban y también sentía, desde el día en que llegaron, una presencia oscura que se abatía como una ola sobre Karabrogos. Egrimor por su parte, trabajaba día y noche en los campos, y caminaba en sus sueños y en sus sueños Gregory era un fantasma que susurraba una miasma inhumana a través de las piedras de la fortaleza. Egrimor sabía que los primeros brotes y las últimas hojas tienen propiedades curativas, como sólo puede tenerlo aquello que está al final y al comienzo de la vida, tocándose en el punto oscuro donde surgen las cosas.  Le llevaba caldos todas las mañanas, preparaciones que sabían los dos no salvarían a nadie pero harían más fácil y tranquila la muerte. Gregory se hartaba de los cuidados de su hermano y con el tiempo llegó a ver en su presencia a la muerte misma. Comenzó a cavar en la tierra, y arañaba las paredes tratando de encontrar algo que devolviera la cordura a su hermano antes de que él la perdiera. Pero con todo no halló respuesta alguna, hasta que interrogó al trono oscuro.

Bien sabia Gregory que el trono era peligroso, pero la desesperación le soltó la lengua, seca como el ovillo de sus pensamientos y le preguntó -habla, ¿cómo he de salvar a mi hermano? Unos ojos del color de la sangre, lo miraron, lo interrogaron, no como si fuera un gusano, sino aquello de lo que se alimenta un gusano. Pero Gregory no cedió, preguntó de nuevo. Los ojos de mi hermano sólo ven enfermedad donde no la hay ¿cómo he de salvarlo? Y luego dudando, ¿cómo he de salvarme? La máscara de piedra estaba tallada en el espaldar del asiento y la sonrisa que se dibujaba era intemporal. Mi señor, no hay nada que pueda salvarlo de unos ojos enfermos, salvo cambiarlos como se cambia un espejo roto.

Egrimor era fuerte, cuando era joven y rebelde su padre tuvo que enviar a diez hombres para traerlo de regreso a casa, cinco de ellos regresaron arrastrándose y uno de ellos no regresó. Su hermano sólo necesitó un hechizo para derribarlo y para asegurarse lo ató con cadenas a la mesa de operaciones. Gregory temblaba, si se equivocaba terminaría con la vida de su hermano, pero si tenía exito, si lograba remplazar los ojos enfermos de su hermano por unos perfectos, dorados y luminosos como la luz de  Dezhi; entonces todo habría valido la pena, él le perdonaría y todo seria de nuevo como antes.

Pero no fue así, cuando Egrimor Kleynia abrió los ojos para ver el mundo ya no los pudo cerrar. Vio el lugar con una luz que emanaba de si y borraba toda oscuridad, toda ilusión. Vio por primera vez la isla, la montaña Argestia con su corona de vapor capaz de derretir la noche, el valle donde los brotes crecían en los campos y el río que nadaba gritando hacia la nada. También vio a su hermano, o más bien, pudo ver a través de él; vio un anciano con los pensamientos de un niño que se aferraba frenéticamente a la vida y así como Egrimor lo veía, así lo vio Gregory Kleynia. Sus manos fueron las primeras en envejecer, luego su cabello, su pecho se comprimió y lo arrojó al piso con un gemido de dolor, sus piernas no le dieron fuerzas para levantarse. Egrimor vio cómo su hermano era arrancado de sus diecisiete encantamientos que le conferían juventud eterna y con el último, el dieciocho, el sello de la vida, se arrastraba a las profundidades de Karabrogos como si fuera un gusano y nunca más se le volvió a ver.